Desde los afectos

Vida.

Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?

Que uno tiene que buscarlo y dárselo…
Que nadie establece normas, salvo la vida…
Que la vida sin ciertas normas pierde formas…
Que la forma no se pierde con abrirnos…
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente…
Que no está prohibido amar…
Que también se puede odiar…
Que la agresión porque sí, hiere mucho…
Que las heridas se cierran…
Que las puertas no deben cerrarse…
Que la mayor puerta es el afecto…
Que los afectos, nos definen…
Que definirse no es remar contra la corriente…

El día que empecé a vivir

Vida.

Un día te levantas y decides que quieres ser la mejor. Que te quieres comer al mundo, que quieres conocer todo y a todos. Y a partir de ese día, no paras.

No paras de correr en apuros, no paras de trabajar como loca, no paras hasta terminar con los listados de cosas por hacer y no paras, no lo haces porque en serio quieres ser la mejor y tu cuerpo te lo dice, tu mente tiene hambre y tu corazón se hincha de las ganas de llenarse de todo.

Y la vida es cotidiana y tu segundo nombre es rutina, haces lo mismo, no cuestionas ni reflexionas, tu cuerpo es intransigente y efímero y nada te ayuda a trascender porque estás muy ocupada preguntándote cómo hacerlo.

No te lamentes

Vida.

«No te lamentes por no tener tu otra mitad, los que buscan sin cesar no se dan cuenta de que ya nacimos completos.

Cuando esa persona llegue debería encontrarnos felices porque nos va a compartir su espacio, no como si el cielo se hubiera apiadado de nosotros.

Debe encontrarnos sabiéndonos completos, debe saber que lo recibimos como a un igual, no como a un ángel.

Continuidad de los parques.

Vida.
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles.

Besos.

Poesía

Hay besos que pronuncian por sí solos
la sentencia de amor condenatoria,
hay besos que se dan con la mirada
hay besos que se dan con la memoria.

Hay besos silenciosos, besos nobles
hay besos enigmáticos, sinceros
hay besos que se dan solo las almas
hay besos por prohibidos, verdaderos.

Hay besos que calcinan y que hieren,
hay besos que arrebatan los sentidos,
hay besos misteriosos que han dejado
mil sueños errantes y perdidos.

Lo que somos en un segundo.

Escritos de nosotras. (Lu y S.Fuchs)

Con un pie en el pasado y otro en el futuro,

¿qué se mantiene en el presente entonces?

¿dónde te encuentras mientras piensas en tu recorrido y sueñas con algo mejor?

Con una conciencia que vive alteraciones constantes,

 una energía que se transforma, muere y revive;
cambia de colores, cambia su forma, se contamina y se limpia,

recorre tu cuerpo; cambia tu vida.

Hasta mañana.

Poesía

Voy a cerrar los ojos en voz baja
voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja
para la muerte que es su pobre dueño
la voluntad suspende su latido
y yo me siento lejos, tan pequeño

que a Dios invoco, pero no le pido
nada, con tal de compartir apenas
este universo que hemos conseguido